Parece mentira cuánto puede llegar a cambiar un lugar, habitación o estancia tan solo cambiando el suelo.
Éste es el caso de mi jardín. He ido transformándolo poco a poco, cambiando cosas de sitio (mi rinconcito chill out o el balancín entre otras....) y cuando por fin he encontrado el lugar perfecto para cada una de ellas, me he decidido a poner césped artificial.
La verdad que ya le tocaba, porque el suelo de mi jardín era de piedrecitas pequeñas blancas por las que ni siquiera se podía andar descalza, con lo que a mí me gusta!!!
Así que aprovechando los descuentos que están haciendo en tiendas y centros de bricolaje por fin de temporada, para allá que me fui a comprar el césped.
No entiendo mucho de césped artificial, ni me quería gastar un dineral ya que el bolsillo no está para grandes gastos, pero tampoco quería poner del más barato porque ya tuve una mala experiencia con éste tipo de césped. Así que decidí gastar un poquito más y he quedado encantadisima con el resultado: